(A LA VIRGEN DEL CARMEN)
El mar un plato parecía;
una multitud invade la playa
transpuestas de fervor y fé;
con los últimos colkores del día
la multitud espera
la llegada de la virgen marinera.
Lanchas y botes la aguardan
y, un rumor de oración va creciendo,
cuando su figura al fondo se dibuja;
gallardos marineros la mecen;
y de sus labios se escapa,
como una plegaria, una Salve.
Por fin se embarca a la señora;
su engalanada barca es besada por las olas,
sirenas de barco a su patrona saludan;
porque saben que, desde el cielo,
el niño que está en su regazo
con su pequeña mano les bendice