
(HADA ANZALUZA)
Su padre es El Duende,
su madre una guitarra
cantando una Soleá;
ella camina por la calle
meneando sus caderas
al compas de una rumba.
Tiene la noche en sus cabellos,
las estrellas en su mirada
y un rojo clavel por labios.
Morena de lunas;
tiene el corazón de blanca sal
y el alma de verde oliva.
Allí por donde pasa
va rompiendo corazones
con el abanico de sus parpados;
coleccionando amores;
mientras, va tarareando,
una ancestral bulería