Niño que, desde la cuna, té engendraron
para ser un eslabón más
de la industría de la guerra;
té enseñarpn a jugar
con bombas, misiles y cañones
para poder matar mañana
y ser un héroe nacional,
hijo predilecto de tu ciudad
a costa de la sangre derramada.
Niño que, por una cruel guerra,
eres victima de la locura
que tus ojos, espantadosm ven,
Niño famélico,
inocente de una guerra;
llevas el miedo
pintado en tu mirada.
Niño tembloroso
que, hastiado de tanta muerte,
vas por montañas y valles
llevando la bandera de la Paz.
¿Dime, niño, quién borró
la sonrisa de tus labios
cambiándola por llanto?:
¿Quién cogió tu corazón
para sembrar rencor y odio
donde solo tenía que haber amor?.
Tú, acaso, me diras que fueron
los que te enseñaron a jugar
a la guerra, al horror de la muerte...
¡Esos pomposos pavos reales
con la guerrera cubierta
de medallas de sangre!