En contra de necios titeres del poder;
esclavos fieles y sumisos
de un siniestro Dios de la Guerra;
a favor de una sociedad
sin banderas ni fronteras,
con los hombres hermanados;
en contra de la violencia,
de la xenofobía, del odio,
de la marginación y la represión;
a favor de que el soldado
se abrace a su enemigo
y, enterrando las armas,
podamos construir un futuro
donde sembrar las rosas de Paz
que, aletargadas, habitan en el corazón